CÓMO EL MASAJE TAILANDÉS PUEDE LLEGAR A CAMBIARTE LA VIDA
- Esteban Jiménez Roldán
- 13 nov 2022
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 20 oct 2024

Único entre otros estilos de masaje y trabajo corporal, el Masaje Tailandés es una meditación en movimiento que no solo ayuda a aliviar el dolor y el estrés, sino a mejorar la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones y equilibrar el estado emocional.
Mi propio viaje personal con el Masaje Tailandés ha sido de profunda transformación, y por ello me resulta importante el poder compartirlo, porque esta práctica es mucho más que algo que hago como un trabajo u oficio, en realidad se ha convertido en una forma de vida y una parte central de quién soy y cómo me relaciono con el mundo.
Cuando las personas me preguntan acerca de los cursos de entrenamiento de SKARA, es bastante común percibirlos como programas que alguien tomaría para desarrollar habilidades profesionales, o para ampliar las que se tienen actualmente a fin de ofrecer nuevos servicios a sus clientes.
Y en efecto, el Masaje Tailandés te ofrece una vocación y las herramientas para transformar tu carrera. Pero va mucho más allá de eso, cuando comienzas a aprender, te das cuenta rápidamente de que el Masaje Tailandés va más allá del desarrollo profesional.
Se trata de desarrollo personal, de entender la relación que tenemos con nuestro propio cuerpo, con el contacto físico, con el movimiento y con la carga emocional que acumulamos, es decir, de cómo el cuerpo lleva registro de lo que reprimimos a nivel emocional.
El estudio y la práctica del contacto compasivo e intuitivo, que es en realidad de lo que se trata esta disciplina, es de hecho una habilidad para la vida.
Hace más de 15 años me acerque por primera vez al masaje. En ese entonces trabajaba como ingeniero y la motivación principal que me llevó a tomar los primeros cursos, era la de aprender un oficio, aprender a hacer algo con las manos, un pasatiempo que fuera entretenido y que pudiera permitirme ofrecer a alguien un regalo único (independiente de lo bueno o lo no tan bueno que fuera).
Me formé como terapeuta en masaje, el masaje convencional que algunos denominan masaje sueco y sus diferentes aplicaciones (incluyendo masaje de relajación, masaje estético y masaje deportivo).
Años después conocí el Masaje Tailandés a través del yoga, mientras me formaba como instructor. Ambas disciplinas fueron en principio exploraciones que llegaron en momentos específicos de mi vida y llegaron para quedarse. Con el Masaje Tailandés fue una sincronía perfecta, y durante los últimos años ha alcanzado diferentes dimensiones de mi vida que me han cambiado de manera muy positiva.
En muy poco tiempo estaba escribiendo un plan de estudios y organizando capacitaciones para compartir lo que esta práctica profunda me había mostrado.
Dicen que todos tenemos la capacidad innata de sanar y ofrecer sanación, y que depende de cada uno el cultivarla. Para mí el Masaje Tailandés me ha permitido la posibilidad de reinventar completamente mi vida profesional y reconectarme con otras pasiones que en un momento había descubierto, pero había mantenido rezagadas.
Una oportunidad de cambiar el rumbo y desarrollar habilidades que no creía tener, y que me han permitido mejorar también mi vida personal.
Y por eso deseo compartirte una lista de algunos de los impactos más significativos que ha tenido el Masaje Tailandés en mi vida, y que puede ser aplicable a todos los que estudian este arte:
Una forma de conexión rápida y profunda
El tacto es algo que sobrepasa nuestras formas más superficiales de comunicación (como las palabras), y nos lleva a un lugar donde no podemos mentir. Una mano sobre el hombro puede articular más información que cualquier cantidad de palabras, y nos sumerge en un espacio tan auténtico que facilita una conexión inmediata con los demás.
En un mundo que cada vez se priva más del contacto físico, en el que tanta gente se siente sola y ansía señales de cuidado y afecto, nos enseña un lenguaje nuevo y sumamente poderoso.
Una forma práctica de atención plena
El concepto y la práctica de la denominada ‘atención plena’ o Mindfulness, como popularmente se ha extendido en Occidente, es un regalo que el budismo le ha dejado a la humanidad, al igual que el Masaje Tailandés.
Con profundas raíces en las filosofías védica y budista, es de hecho una disciplina que fomenta la aplicación práctica y constante de la atención plena, no solo a la hora de realizar un masaje sino en todo lo que se hace.
Tener consciencia del espacio dónde te encuentras, de la forma cómo te mueves, de cómo respiras, de dónde están los demás y de las innumerables cosas que suceden constantemente a tu alrededor y dentro de ti, son experiencias profundas y de continuo aprendizaje que se cultivan a través de la práctica del Masaje Tailandés.
Te enseña a estar presente y a desarrollar el toque compasivo e intuitivo, de modo que cada sesión resulta siendo una experiencia única.
Coherencia: bienestar para quien recibe y para quien ofrece
Muchas personas sienten que tienen que ser practicantes de yoga o tener mucha fuerza o mucha flexibilidad para dar o recibir Masajes Tailandés. Pero en mi experiencia, he identificado que normalmente ocurre lo contrario, es decir, estudiantes que a lo largo de los años van sanando sus propios cuerpos y aliviando dolencias crónicas al practicar el Masaje Tailandés.
Porque comienzan a utilizar su cuerpo de una manera nueva, mucho más conscientes y sensibles frente a las señales que sus cuerpos les dan, lo que se siente bien, lo que es eficiente, lo que deberían evitar, así como el aprender a moverse mejor.
Y cuando comenzamos a ser más conscientes de nuestros propios cuerpos, automáticamente comenzamos a desarrollar un mayor nivel de intuición y sensibilidad a la hora de tocar a otra persona.
Hace 8 años comencé a experimentar los efectos derivados de un proceso de desgaste en mis rodillas que me llevó a la artrosis, un padecimiento crónico y degenerativo, en buena medida debido a jornadas de sobre entrenamiento en mis años como deportista de alto rendimiento.
Para mi sorpresa, y luego de un par de cirugías y el concepto de 4 ortopedistas que preveían la necesidad de una prótesis mucho antes de lo que se espera en este tipo de condiciones, ha sido el Masaje Tailandés la más efectiva estrategia para no sólo extender la vida útil de mis rodillas, sino detener el consumo de medicación para el dolor y recuperar el rango de movimiento.
No se trata de una curación milagrosa o la reversión de una condición degenerativa, sino de mantener un trabajo permanentemente de movilidad en las articulaciones, que favorece la redistribución de los esfuerzos y evita la presión continua sobre las rodillas, así como en la espalda baja.
El aprender a moverme mejor, buscando la eficiencia de los movimientos a nivel de piso, el ser más consciente de mi postura y del uso de palancas, es decir, posicionarme de manera adecuada a la hora de mover a otra persona, ha sido un elemento clave en el mantenimiento de mi propia salud.
Eso sin mencionar que el contacto y lo que es más importante, el contacto compasivo está integrado en nuestra biología e induce cambios bioquímicos dentro de nuestros cuerpos para elevar y apoyar nuestro sistema inmunológico.
"Bien sea que queramos proporcionar tratamientos o trabajar a nivel personal en mejorar la relación que tenemos con el contacto físico, con nuestro cuerpo y sus señales, y la forma como nos aproximamos a las otras personas, el Masaje Tailandés es realmente una práctica que tiene algo que ofrecernos a todos"
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